Contigo... pan y dulce de leche...

Muchos días sin escribir... cuando pensaba "a mí no me va a pasar" me pasó. Un día colapsé y apagué la computadora. Dejé de escribir, dejé de leer, dejé de comentar, dejé de responder. Me desconecté. El mundo 2.0 se convirtió en historia de un momento a otro.

Ustedes se preguntarán, ¿A ésta qué bicho le picó? Y con toda la razón. Es que sí, me borré y no fue un bicho, me arrolló una topadora en cuestión de días. Muriel se enfermó fuerte por primera vez como les conté en el post 17 meses, en el medio cumplí 32 años y los celebré en la guardia pediátrica, mi papá volvió a tener problemas de hipertensión cuando no puede exceder los 120/70 después del cambio de válvula y otra vez todo los estudios y chequeos para estabilizarla y controlarla. A simple vista ajena puedo pecar de exagerada.
No sé qué fue puntualmente, pero empecé por dejar de madrugar para escribir y en su lugar me quedé más tiempo en la cama haciendo fiaca con Muriel, al otro día ya no encendí la compu y después ya no lo sentí necesario. También dejé olvidada mi sección semanal Costumbres argentinas (que retomaré el próximo martes). El bajón se apoderó de mí y la sequía. Sí, la sequía!!! No se me caía una idea pero tampoco hacía lo posible porque cayeran... La vida 1.0 me secuestró de la blosfera y un día, así como así, desaparecí.
No les voy a negar que los extrañaba. Pero algo me alejaba del teclado. ¿Rechazo? ¿Desilusión? ¿Desgano? ¿Falta de ideas? Podría ser un poco de todo, pero tal vez fue solo cansancio o mi cuerpo dejó de hacer caso a las señales de la mente, es decir se cortó solo, empezó a hacer la suya.
Bienvenido bajón anímico. ¿Y ahora qué? No iba ni a la casa de mi mamá, no salía ni al super chino a hacer las compras, mis días se limitaban a levantarme, darle de comer a Muriel, jugar con ella y mimarla, preparar la cena y acostarme a dormir. Un verdadero embole!!! Bueno, che a veces me pinta el raye!!!
Y no sólo eso, en el mejor momento familiar y de pareja me enojé sola. Sin razón de ser. Porque orgullo es mi segundo nombre en vez de Valeria. Un orgullo estúpido que me paraliza y me ofusca en los momentos menos pensados. Orgullo estúpido y desubicado.
Y así pasé el último finde largo, chinchuda y en pijama. Imperdonable lo mío.

Y llegó el cumple número 49 de mi mamá (la trimadre a los 20) y volví a sonreír. Sólo faltó mi hermana mediana (ausente por trabajo), lo pasamos tan lindo. De pronto click y volvieron las ganas de escribir y de retomar el blog.

Pero eso sólo fue posible gracias a que una luz amarilla incandescente al final del túnel me acompañó en mi profunda oscuridad (ya les conté una vez de mi lado oscuro, no?), esa luz color amarillo vibrante es mágica y poderosa, tiene un nombre particular que le voy a reservar a Nieves en su lanzamiento, es amistad... pero es una amistad especial... amistad sin fronteras, sin medidas, sin condiciones. Ellas estaban ahí, al pie de cañón para "escucharme" o simplemente para respetar mi silencio. MadrAZas ohaneras a miles de km y a un tuit o guasap de distancia. A uds les digo GRACIAS TOTALES por quererme como soy, con mis altibajos incluidos. ¡Las quiero!
Y a vos mi hada madrimorada (o luciérnaga amarilla, en palabras de Vero, la Trimadre30) decirte que te voy a ganar en Apalabrados aunque seas la reina indiscutida de los palabros morados un GRACIAS especial por animarme a hacer catarsis hoy. No es mi mejor post, pero al menos sorteé el obstáculo epistemológico y ya estoy escribiendo... Esto recién empieza...

Por eso hoy más que nunca cambio el refrán: Contigo, pan y dulce de leche! El mejor remedio para el alma.

Un abrazo enorme. ¡Nos estamos leyendo!