La odisea de un no tan feliz lunes...

Ayer lunes me desperté con todas las pilas. Me dije, salió el sol, arranca otra semana y para coronar voy a tener telefonito nuevo. Todo pintaba de maravillas, salvo el pequeño (menuuuuudo) detalle de la madrugada. 

A las 3:39  Muriel se despertó llorando y la pasé a mi cama. ¿Qué pasa? Cuando Muriel se pasa a la cama grande empieza a molestar a papá y papá es quien tiene que madrugar para ir a trabajar. Así que la pasé con cuidado y la acerqué a mí para que se volviera a dormir. Todo iba bien hasta que empezó a correrme cada vez más hacia la orilla de la cama. No te puedo contar mi bendito ciático (que ya hace unos días me venía jodiendo). Apenas podía sostenerme, la nena se me había tirado encima literalmente. Así que miré la hora y a las 5:30 decidí levantarme. Me esperaba un largo día por delante.

Bueno, volviendo al feliz lunes, salvo ese pequeño detalle todo pintaba de maravillas. Muriel durmió hasta las 9:30, pude adelantar cosas en el blog, ordenar un poco, lavar ropa aprovechando el solazo que faltó toda la semana anterior!!!
Almorzamos fideos con crema y Muriel se los devoró. Genial. Tomó la mamadera y se durmió a upa mío la siesta. Hasta ahí sin sobresaltos.
Vino mi papá de visita a las 16:05 y Muriel lo vio por la ventana. ¿Para qué? Empezó a los gritos y sin parar: "nono, nono, nono, nono...nono". Cosa habitual en ella cuando lo escucha llegar. La alzo en upa y vamos a su encuentro. Merendamos, arregló la canilla del porche y después se fue.
A todo esto yo tenía que prepararnos para ir al encuentro de Demián. El nos esperaría antes de las 18 en el local de telefonía (como es una de las centrales cierra a las 18). Empaco rápido, abrigo a Muriel, preparo una mamadera, la guardo en la mochila y salimos. Serían las 17 más o menos. La parada del colectivo queda a 4 cuadras (en subida y bajada). Con la lengua afuera llegamos cerca de las 17:10. Ahora a esperar el bondi (colectivo en lunfardo), cinco minutos y ni uno, diez minutos, ni noticias, veinte, veinticinco y al fin viene. Según mis cálculos tengo media hora hasta destino pero es hora pico así que nunca se sabe!
Bien subimos, saco boleto, me siento en un asiento doble y cuando estoy acomodando a Muriel en upa veo el asiento de al lado lleno de leche! No, se me volcó la mamadrea y la re con... ocida bronca!!! Toco la mochila. Empapada. Agarro la mamadera. Mal tapada es poco. Pao "pato de campo" en acción. No podía ser un día perfecto, no. Encima en el apuro me olvido las toallitas húmedas en la cama. Al horno con papas. ¿Con qué corno limpio el enchastre? Abro la mochila, tampoco traje babitas. No si soy una boluda re boluda!!! A ver qué traje, entonces. Bodies y pañales. Ah, soy un crack! Pañales sin toallitas ni oleo... Utilísimo!!! Sacrifico un body y limpio el asiento. Le doy la mamadera (lo que quedaba de leche) a Muriel que en medio del caos hormonal me pide "tete mamá".
Me llama Demián y me dice, no creo que llegues antes de las 18 así que nos encontramos en la agencia chiquita que queda en la misma cuadra. ¿Vos lo escuchaste? Yo no. Llegamos a la central y cerrada. Golpeo y le pregunto al de seguridad por mi marido. Me pregunta cómo se llama, le digo. Va a buscarlo y en eso miro a mi derecha, unos locales más allá lo veo ahí parado. Le hago seña al de seguridad y me fui de todos colores.
Llego al otro local, ahí estaba Demi esperando, saco número por las dudas. Tenía una persona adelante. Mi turno. "Hola sí, estoy buscando es Samsung Pocket". Y la vendedora, "a ver, me parece que no me queda". Se va hacia no sé donde. Al rato vuelve y me dice "no, no hay más". Y yo, "qué me podés ofrecer en la misma línea o rango de precio". Ella, "ehhh, un nokia, éste". Me lo muestra y parece de juguete. Le digo, "tiene android al menos". "Ehhhh (duda)... sí". Pero no me convence ni medio. Le contesto que prefiero el otro y me dice "y sí, te conviene el otro porque este no tiene android" (WTF! No era qué sí). Antes de irme amargada le pregunto el precio con mi plan y me dice que sale más caro pero que se puede con mi plan que no es de los más altos. Me voy re caliente de bronca. Le digo a Demi, querés que veamos en Musimundo si tienen el juego para la xbox. Me dice que sí y caminamos hasta allá. 

El que yo quería

Cuando estamos llegando veo otra agencia oficial de telefonía. "Ma sí, yo pregunto".
Entramos, le pregunto al muchacho y me dice "sí, lo tenemos". "Ah buenísimo". "Que plan tenés?". "El de 89". "Ah, no sólo se puede a partir de 149". "Cómo? Si recién me dijeron que me salía más caro pero que podía mantener mi plan". "No, tu plan ya no está vigente". WTF. Este me está caminando con cien pies... Le pregunto si no hay un intermedio y oh, casualidad, hay uno de 129. "Bueno, está bien pasámelo a 129" (ya inflada los ovarios). Cuando parecía que ya estaba, que me volvía a casa con telefonito nuevo. Zas!!! El sistema da error, hay que llamar a la compañia telefónica. Los muy turros no atienden. Pasan los minutos y me entro a deseperar. El flaco, que quería vender a toda costa lo quería hacer a nombre de Demián y le dijimos que no, porque le cambiarían el plan y él casi no usa el teléfono. Espero 5 minutos más y nada. Le digo, "Sabés qué, dejá, paso otro día". El pibe, "podés reservar el aparato". Le respondo que no que prefiero hablar con la compañía y volver cuando me dieran el OK.
Salgo con una bronca que echaba humo. Demi me dice "vamos a tomar algo?". Y yo (muy enojada) le contesto que "NO". Vamos a la parada del bondi para volver a casa. Otra vez la odisea de esperarlo mil horas, ya estaba oscuro y en casa no tenía qué preparar de comer así que él de nuevo me dice. "Y si comemos algo en La Continental?" (él y su paciencia cuasi infinita). Después de bajar un poco los decibeles le digo que sí y cruzamos a la pizzería. Cenamos re bien. Todos felices. 

A la vuelta, en el colectivo, me ofendo por una pavada. No le hablo más. Llegamos a casa como extraños. Prendimos la tele. Vimos Bates motel, después Farsantes, Muriel se durmió. La pasó a la cuna. Fui al baño, me puse el pijama, me cepille los dientes, hice pis y salí. Me metí en la cama. Me tapé hasta la cabeza y me di vuelta cual nena caprichosa. Fin de mi lunes feliz.