miércoles, 2 de octubre de 2013

La maternidad de la A a la Z - H de Hielo

Nota: Este post pertenece a la serie catarsis del Diccionario #azdelamaternidad ideado por Vero, Trimadre a los 30. Quiero agradecer a Nieves por echar un poco de su luz a mi H. Gracias... ahí va, una vez más, mi desahogo...

H de hielo

Según la RAE, hielo 
(del lat. gelum) es:
1. m. Agua convertida en cuerpo sólido y cristalino por un descenso suficiente de temperatura.
2. m. Acción de helar o helarse.

3. m. Frialdad en los afectos.

Desde que tengo memoria soy una persona friolenta (sensible al frío)
que no es lo mismo que una persona fría (indiferente, desapegada, frígida). Por ende, el invierno nunca me gustó. Lo reconozco. La nieve sólo para pasear. Mis estaciones son primavera y verano... Prefiero bañarme 10 veces en el día que taparme de ropa y aún así sentir frío y paralizarme. Porque yo lo vivo así, el frío paraliza. Y este es el puntapié para mi entrada de hoy...



Como algunos sabrán nací un 4 de agosto de 1981, en pleno invierno porteño, llovía a cántaros. Dicen que por eso soy llorona. Es una linda metáfora pero sé que es mucho más complejo que eso. En este caso, llorona = sensible (al extremo). Todo, exactamente todo me afectaba positiva o negativamente... Nunca fui indiferente a lo que pasara a mi alrededor. Al contrario, siempre fue cálida, cariñosa, sociable y apegada aunque bastante tímida. El hielo sólo lo usaba para refrescar una gaseosa en verano. No sé si en algo tiene que ver mi signo del zodíaco. No termino de creerlo, pero si me guío por eso soy leonina y Leo es un signo de fuego. Hasta acá nada que tenga que ver con el Hielo en ninguna de las tres acepciones.


En la amistad siempre me entregué sin ondiciones. En la pareja también. Siempre traté de dar lo mejor de mí, en todos los ámbitos de mi vida. Frialdad en los afectos era un sentimiento totalmente desconocido. Salvo cuando una relación se termina, pero no sé si compararlo porque no pasa por la frialdad si no porque los sentimientos cambian.



Y un día de marzo de 2002 me enamoré profundamente. No sé exactamente cuándo ni cómo pasó. (Éramos amigos, compañeros de la facultad, nos llevábamos genial) Pero un día desperté enamorada. La risa era un común denominador. Me reía mucho cuando estaba con él. Empezamos a compartir gustos musicales, cine, lecturas, poesías, escritores, ideas, valores. Veníamos de raíces y cosmovisiones distintas, pero ahí coincidimos. Pasamos por muchos meandros como dice Bego, pero no podíamos estar separados. Diez años después fuimos papás. Nuestra hija fue el mejor regalo a nuestra relación, su nacimiento trajo una explosión de sentimientos...


Hielo en la maternidad

... o la maternidad como la punta del iceberg


Siempre pienso que la maternidad sacó lo mejor y lo peor de mí. Lo mejor porque nunca creí que podría hacerme cargo de una vida y hacerlo bien (por más deseos de ser mamá). Siempre fui muy insegura y en la maternidad sobre todo, porque si ya me costaba conmigo misma, ni hablar de alguien que dependiera enteramente de mí. Lo mejor porque nunca sentí tanto amor por una persona, nunca fui más sensible, nunca fui más cálida, nunca estuve tan alerta. Nunca cociné con tanto amor, nunca regalé tantos besos y abrazos. Nunca me sentí tan feliz sólo de contemplar a una persona dormir.  Como con mi hija. Además de habilidades de todo tipo con la criatura en brazos che, eso hay que decirlo.


Pero la maternidad también sacó lo peor de mí. Mis miserias, mis miedos no resueltos, mis "fracasos", mis bajones anímicos. Nunca fui tan consciente de ellos como cuando fui mamá. Empecé a enfriarme como mujer. A descuidarme, no sólo por no acicalarme (como explico en De la minifalda al batón). No. El frío iba más allá, empecé abandonarme en todos los sentidos. Dejé de estudiar. Ya había quedado desocupada estando embarazada así que el trabajo se convirtió en otra deuda pendiente de la maternidad. Dejé de pensar en mí como mujer. Mi mundo era y es Muriel. El problema es que también soy mujer (maternidad y mujer no son estados opuestos) y ese descuido me fue convirtiendo de cálida a hielo. Poco a poco dejé de tener iniciativa propia. Y acá entra la relación de pareja. 



Siempre le escapé al frío como en "la mancha congelada" aquel juego de la infancia en el que corríamos para evitar que quien nos perseguía nos convirtiera en estatuas. Siempre le escapé, pero ahora me alcanzó y tengo miedo de quedarme congelada en una prisión de hielo.




Hielo al que derrite Muriel con sólo mirarme pero me convertí en una mujer iceberg, intocable, lejana, cerrada en su mundo. Una roca de hielo con corazón de fuego. Y no me hallo. No me encuentro. No me identifico con el hielo. Siento que estoy perdiendo mi Norte. No quiero ser una mujer fría. No quiero dejar de reírme. No quiero ser insensible. No quiero perder mi esencia. Quiero encontrar el rumbo. Reencontrarme con esa que fui y que todavía soy (aunque a veces parezca que desapareció) en lo más profundo de mi ser. Volver a ser cómplice de mi pareja. Reírnos hasta el cansancio como cuando probamos cerveza artesanal en aquel bar y no la escupimos por educación. Encontrar espacios, REinventar los espacios.



Quiero volver a ser esa persona alegre, payasa, ocurrente, y graciosa por lo torpe o distraída. Quiero que el humor me embriague el alma y no deje espacio para la amargura o la chinche. Quiero dejar de encerrarme. La maternidad sólo mostró la punta del iceberg. Seamos realistas, no es ser madre el problema. Al contrario. El problema es que siempre tengo la excusa perfecta para dejar todo inconcluso y luego justificarme. "No puedo porque la nena no me deja", "No tengo tiempo", "No tengo quien la cuide". Son todas excusas con las que lo único que logro es aislarme, congelarme hasta convertirme en hielo, paralizarme, alejarme de mi compañero, el que elegí hace 11 años, de mis afectos, de las cosas que me hacen bien.



Helarse es perder el brillo en los ojos, el brillo propio. Helarse es deslucirse, es opacarse. Helarse como la lava convertida en roca luego de la erupcón. No quiero helarme. La maternidad es una dimensión rica y única (sino la más importante por el desafío que acarrea) en la vida de una mujer. No quiero ser una mujer de hielo. No quiero ser una madre triste. No. No quiero hacer como si no pasara nada. Quiero derretirme ante las pequeñas cosas, como antes, como siempre. Quiero reír hasta contagiarle la risa a mi hija. Que se divierta conmigo. Quiero que sea cálida y sensible, y nunca un hielo. Que su corazón sea tierno y dulce como el dulce de leche siempre. Que esté orgullosa de su mamá y no que me tenga lástima. Muchas veces ponemos la mejor cara "por nuestros hijos" y la procesión va por dentro. Pensamos que de esa manera no se van a dar cuenta de lo que nos pasa y estamos equivocadas. Irradiamos tristeza. El miedo y la inseguridad nos convierten en hielo. No se trata de fingir que todo está bien, se trata de romper esa coraza para no perder la calidez, abrirnos al otro, valorarnos un poquito. Se trata de luchar contra los miedos que congelan como el hielo...




Siento que los extremos nunca son buenos (ya les hablé de la personalidad volcánica acá), y si bien muchas veces no sé cómo revertirlo creo que reconocerlo es el primer paso para solucionarlo...

Un abrazo... ¡Nos estamos leyendo!










27 comentarios:

  1. Ay Paolita mía...
    Que mucho de lo que has escrito podía haberlo escrito yo. Que contigo siempre pienso que eso de "las almas gemelas" va a ser que no es un rollo metafísico, sino que es real.
    Pero para no caer en el lamento conjunto te diré algo que tiene que hacerte reflexionar por fuerza: QUIEN ES CAPAZ DE ESCRIBIR ASÍ, DESNUDARSE ASÍ, RECONOCERSE ASÍ Y HACER ESTE EXAMEN DE CONCIENCIA JAMÁS PODRÁ CONSIDERARSE HIELO.
    Tú erea CALOR, ALMA, AMOR Y SONRISA. Pero hay épocas y momentos, y todas tenemos derecho a esas épocas y momentos. A partir de ahí, sólo tenemos que recordar lo que fuimos, rescatar lo que nos gustaba y ponernos manos a la obra.
    Es que ser MADRE es brutal, para lo bueno y para lo no tan bueno. Pero si hay algo que nos otorga la MATERNIDAD es MADUREZ, así que esta batalla contra el hielo... ¡LA TENEMOS GANADA!
    Te quiero mucho pequeña. Ya sabes, ESTOY (aunque en la sombra)

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    1. Mi querida Nonieta... gracias porque siempre tenés la palabra justa para robarme una sonrisa... Te quiero mucho siamesa... cada día extraño y sufro por no poder abrazarte... mi abrazo es virtual... pero no pierdo las esperanzas che... La maternidad es una revolución interior en todos los sentidos... de la que sin duda salimos fortalecidas!!!
      Besazo enorme...

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  2. Vaya. Estoy hecha un mar de lágrimas....es así como me he sentido y siento muchas veces. Tanto q incluso le he llegado a preguntar a mi marido si aún le parezco interesante. Hay veces q me siento un zombi, ejecuto acciones por rutina y poco más.... Siempre he sido una persona fácil de ilusionara y con muchos proyectos. Este año no me he matriculado porq se q estoy completamente desmotiva....pero niña, valemos mucho y no podemos caer en la desidia

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    1. Ay Cris, preciosa!... anoche te respondí y no salió mi comentario. Va de nuevo. Coincido con tus palabras... tenemos que valorarnos y no caer en la desidia... a veces todo se hace cuesta arriba y no podemos evitar sentirnos zombies, a mí me pasó los últimos días... lo bueno es que no es la mayoría de las veces... tu esencia es ser aventurera, ilusionarte, proyectar, soñar... No te desmotives... en poquitos meses vas a conocer a tu peque... una ilusión enorme... Un besazo gigante y arriba ese ánimo che!

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  3. es difícil encontrarse, y a mí me agobia mucho cuando me doy cuenta de ese hielo que me rodea. Intento volver al calor, pero a veces me resulta hasta forzado. Pero también te digo que son etapas, momentos, y que nosotras, como mujeres - dando millones de vueltas a todo- a veces lo complicamos demasiado. Sólo hay que intentar relajarse, no analizar tanto, y disfrutar de las pequeñas cosas que, en momentos como estos, son lo que tenemos.
    De pronto un día vuelves a tí, te recuperas, ríes y tienes de nuevo una inyección de alegría, vitalidad y fuerza.
    Tiempo, buscar y un poquito de calor. Eso derrite todo.
    besos

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    1. Pauli... es re difícil... más cuando el agobio es lo que prima porque nos sentimos sin salida. Comparto en que son etapas y que nosotras al ser mujeres nos complicamos más de la cuenta, che. Gracias Pau... Besazo... son una genia!!!

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  4. Pao, el primer paso es querer, el segundo...hacer!!! como en el post del baton.
    Tu eres una mujer muy sensible y brillante, y eso no lo puede apagar el hielo, así que busca un pequeño resquicio y sal de ese hielo, no es imposible y lo sabes. Nos escudamos demasiado en nuestros hijos, y estoy muy de acuerdo con Paula...analizamos demasiado todo.
    Estoy segura de que lo conseguiras!! animo preciosa
    Mil besazos

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    1. Mi Lois coach!!! Me tenés cortita desde De la minifalda al batón jajajaja. No puedo más que decirte que tenés razón... si el frío es una sensación... el calor es una cuestión de actitud...

      Mil gracias hermosa... loviuuuuuuuuuuuuuu

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    2. pero ahora habrá más minifalda que batón no???????? ^_^

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  5. Mi querida Pao... Este es sin duda alguna tu mejor post hasta el momento. Por emotivo, por sincero, por generoso... Qué decirte que no hayamos hablado ya, que para mí eres especial, mi ojito derecho, por esa maravillosa mezcla de hielo y fuego, porque eres auténtica e irradias una ternura y una dulzura inusitadas, aun difuminada en tus propias sombras. Y porque el único hielo que asocio en ti es la sonrisa congelada en mi cara cada vez que te leo.
    Te quiero mucho, seas volcán o iceberg, porque ante todo eres PAOLA VALERIA MALANGA, una persona maravillosamente especial.

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    1. ¿Te parece, mi Luci? Sos GRANDE... Una luz amarilla enorme... Vos sacás lo mejor de mí siempre che... hasta cuando estoy desinflada!!! GRACIAS, GRACIAS y GRACIAS... por estar tan cerquita y por ser mi amiga morada. Te quiero mucho... al infinito y más allá!!!

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  6. jo..... me as dejado congelada con este post, hoy as descrito muchas de las sensaciones que sentimos todas las mujeres en algun momento de nuestras vidas, yo tambien a veces me pregunto si estamos juntos por rutina o por el amor que un dia nos unio, y se afianzo con cada uno de nuestros hijos, hay dias en los que pienso que nos hemos acostumbrado a vernos cada mañana y por eso seguimos con nuestra historia, sin embargo hay otros dias en los que parece que seguimos siendo los mismo de hace 10 años .. las personas vamos cambiando segun pasa el tiempo, y eso es inevitable, tenemos que conseguir amoldarnos a las nuevas siutaciones, y no dejar que ese hielo nos atrape. Creo que te lo he dicho en alguna ocasion VALES mucho nena, asi que levanta la cabeza y afronta la vida que es muy bonita, junto a los tuyos todo es posible. TE QUIERO AMIGA!!

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    1. Tenés toda la razón Aida... cambiamos y tenemos que aprender a adaptarnos a los cambios... aunque muchas veces resulte difícil... Yo sé que amo a mi pequeña familia y ese es mi Norte... Gracias amiga... yo también TE QUIEROOOOOO!!!

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  7. Me he identificado mucho, qué bonito lo has escrito Pao!! Yo también soy muy friolera y odio ser así, el cubito de hielo en el que me estoy convirtiendo. :)

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  8. Ay che!!! Gracias!!! Unámonos y hagamos un fogón de mamás así luchamos contra el hielo... Que no nos gane el cubito!!! Besazoooooooooooooooo

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  9. Pao!!! A tus pies!! Como dice Nieves lo mejor hasta ahora. Me has dejado sin palabras!!
    Porque has puesto voz a mis sentimientos... No puedo expresarlo, sigo sintiéndome vacía o fría!!
    Así que luego lo releeré con calma.

    Un besazo.

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    1. Gracias, Majo!!! Necesitaba hacer catarsis y Nieves me ayudó bastante!!! Que bueno es saber que no soy la única y que este conjunto de sentimientos encontrados es parte del combo bomba llamado maternidad!!!

      Un besazooooooo, ya nos repondremos!!! Hay mucho fuego en nuestro corazón!!!

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  10. Pao preciosa el primer paso ya lo has dado, reconocerlo, hacerlo público.. a partir de ahí, ya va todo rodado. Sólo tienes que pensar en Muriel, en tu chico, en vuestra familia, y ya verás como las cosas fluyen solas. Te diría (es muy fácil decirlo, supongo...) que no te atormentes, que dejes salir lo que no te deja ser tú misma y pienses en lo que realmente importa. Cuando estés de bajón, piensa en lo que te hace feliz, en lo que te provoca una sonrisa y poco a poco saldrás de ese lodo fangoso. Creo que la maternidad nos hace tener esos miedos (esa es mi palabra de esta semana), y se hacen mucho más profundos de lo que pensamos, pero hay que sobreponerse a ellos, porque eso te hará más fuerte.
    A raíz de que mi padre nos dejara, me dí cuenta que la vida son dos días y que merece la pena vivirla en condiciones, disfrutando cada momento, así que piensa en eso y en lo afortunada que eres teniendo a tu pequeña junto a tí...seguro que son las energías que te van a empujar a dar ese gran salto y conseguir lo que te propongas.
    Un besazo cielo!

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    1. Ay Noe!!! Es un primer paso, no? Tengo que pensar menos y dejar fluir más... Lo sé. Pero me gusta complicarme la vida. Es muy YO ahogarme en un vaso de agua.
      Que dura tu historia y qué fortaleza la tuya, te admiro!!! Sos grande, che!!!

      Gracias miles por este comentario de oro!

      Besazooooooooooooooooooooo

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  11. A mí me ha pasado algo muy similar: he volcado todo mi amor, todo mi ser, todo mi calor hacia mi niño, y en el camino... se han enfriado muchas de mis relaciones con el mundo exterior. Pero sabes? al menos en mi caso, me he dado cuenta de que a medida que me voy acercando al fin del puerperio, y ya con la certeza de la fortaleza del vínculo que se ha forjado entre mi niño y yo, esa frialdad hacia el resto del mundo ha ido desapareciendo poco a poco. Se ha dado paulatinamente, casi sin darme cuenta, creo que después de que mi niñito cumpliera 20 meses. Todo llega, ya verás ;)

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    1. Diana!!! Que bueno eso que contás, me tranquiliza saber que es transitorio... que poco a poco nos vamos reencontrando con nosotras mismas y la mamá aprende a convivir y compartir con la mujer!!!

      Gracias miles... Un besote, che!!!

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  12. Pao!

    Enhorabuena! Has sabido plasmar a la perfección eso que nos ocurre a todas... Pero de repente un día algo hace clic y cambia... Y quizá este post sea ese clic. Te has dado cuenta, has despertado, haz algo por cambiarlo...

    Todas nos sentimos así en algún momento, sobre todo los primeros años...

    Un besazo y saca el calor que sólo tú sabes dar!!

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    1. Vero!!! Gracias, me dejás más tranquila!!! Es sólo una etapa que tenemos que transitar... compleja pero muy rica por el aprendizaje que deja no?

      Un besazo, che!!!

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  13. Pao relinda, descubriendo más cosas en común contigo. Yo también soy friolera hasta el extremo, en invierno duermo con calcetines, jejee, así que evidentemente, adoro la primavera y el verano. Y lo de ser sensible en extremo....sigo llorando con todo.

    Con el tema de pareja, yo no soy la más indicada para hacer comentarios. Quizás me pasó como a ti, me congelé por dentro y eso hizo que mis dos matrimonios terminaran, no lo sé.... Es cierto que tenemos que encontrar momentos para nosotras, pero a veces estamos tan cansadas, la maternidad nos ocupa tantas horas del día, que no tenemos ganas ni encontramos el momento. Pero pasa, todo pasa, en contra de todos los comentarios, que dicen que encuentres momentos para ti, yo no entiendo dejar a mis hijos para hacer cosas yo sola. Porque el tiempo pasa muuuuu rápido y dentro de nada, son ellos los que quieren quedarse a dormir una noche en casa de los abuelos y entonces, tu aprovechas esa noche para ti, por ejemplo. Ya me he desviado del tema.....
    Hay que buscar el punto intermedio, ese que te haga derretirte con Muriel y con Demi. Preciosa, no te agobies mucho. También son rachas que pasamos y que superamos, más si cuentas con la ayuda de gente que te quiere, de la familia, de tu ohana.
    Te manda un largo y cálido abrazo para que entres en calor. Besazos

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    1. Didi!!! Piel de gallina, nena!!! Gracias gracias gracias por tu comentario!!! Vos sos relinda!!! Leerte me hizo bien al alma!!!

      Te quieroooooooooooooooooooo

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  14. ¡Qué ciertas tus palabras! La maternidad es el punto del iceberg, es nuestra excusa perfecta para todo... ay, el tan manido "con los niños es que no puedo". A veces me miro al espejo y me pregunto si sigo siendo la misma de la que se enamoró mi marido. Él dice que sí, que las cosas han cambiado y ahora nos preocupamos por otras cosas, pero que seguimos estando ahí. Hay que saber buscar lo momentos ahora porque los de antes, aunque creo firmemente que volverán, van a tardar y no hay que quedarse esperando. ¡Y en eso estamos! Reinventando espacios y besos, mimetizándonos con nuestro nuevo entorno lleno de niños.
    Busca ese calor que te derrita y eche por tierra tu coraza de hielo, en todos los aspectos. Muriel es tu excusa, pero también es tu remedio.
    Un besote cálido, preciosa.

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    1. Arusca, que precioso comentario, che!!! Gracias miles... Me encantó lo de "Muriel es tu excusa pero también es tu remedio". Ahí está la clave!!!

      Besote giganteeeeeeeeeeeee ;-D

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Me harías muy feliz si me dejaras un comentario, che!!!

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