martes, 30 de abril de 2013

Un deseo llamado... Muriel εïз

                            Ilustración: Mónica Calvo  

Ya no quedaban dudas que íbamos a ser papás; ahora teníamos que pensar en el NOMBRE.
Tarea, por cierto, nada sencilla!!! Como aún no sabíamos el sexo, empezamos a hacer una lista con nombres de mujer y otra con nombres de varón. Al principio cada uno hizo su lista de nombres preferidos y después unificamos todo en dos listas únicas y empezamos a descartar.
Si de algo estábamos seguros, y en eso coincidimos los dos, era del nombre de varón: Ramiro León.
El problema apareció cuando quisimos llegar a un acuerdo con el nombre de mujer. No sólo nos gustaban nombres diferentes sino que a la vez, ninguno nos enloquecía. Durante una semana, visitamos casi 50 páginas de nombres de bebé. Una tarde de julio decidimos ponernos las pilas y pensarlo entre los dos. Seleccionamos los siguientes nombres:

εïз América

εïз Guillermina

εïз Candelaria

εïз Amancay

εïз Muriel

Después de varias horas de analizarlos elegimos América Muriel, pero no estábamos seguros. Otra vez, el problema fue cuando lo compartimos con la familia y los amigos y todos se burlaban de América. Los argumentos en contra tenían que ver con que era un "nombre de vieja", "horrible", que la iban a "cargar en la escuela", "pobrecita", etc. Nadie le había prestado atención a Muriel porque era el segundo nombre. Estábamos pinchados! Así que agarramos de nuevo la lista y tachamos América (no queríamos que nuestra hija nos odiara en el futuro) y quedó de esta manera:

εïз América

εïз Guillermina

εïз Candelaria

εïз Amancay (a Demián no lo convencía)

εïз Muriel

Esa noche salimos a caminar por la Techada y empezamos a pensar los pro y contras de Guillermina, Candelaria y otra vez, apareció en escena Muriel. Guillermina y Candelaria nos sonaban a nombres de cheta y Muriel en ese sentido nos gustaba más. No sólo por su originalidad (no hay tantas) sino por su significado original. En resumen: sonaba bien.

Quedó resuelto el dilema del nombre de nena, aunque todo el mundo apostaba a que iba a ser varón.

                                                   
Pasaron los días, volvimos a Buenos Aires, y le llegó el turno a la ecografía y traslucencia nucal de las 13.5 semanas de embarazo. Queríamos saber el sexo, todo el mundo decía que era varón (creo que era el deseo en una familia llena de mujeres), pero mi instinto de madre no me decía nada. Así que decidí preguntarle al dr y ecografista si se veía el sexo. Me responde "sí, lo quieren saber?". Le decimos que sí y sin dudarlo nos responde: "nena, aunque lo van a confirmar en la próxima eco dentro de algunas semanas". Demián (que me tenía fuerte la mano) y yo nos quedamos helados en ese instante. Fueron unos segundos hasta que reaccionamos.

Ibamos a tener una beba y nuestro deseo, que estaba ahí creciendo sana en mi vientre, se llamaría Muriel.

3 comentarios:

  1. Que historia tan linda!!! Muriel es un nombre muy bello y poco común. A mi si me gusta América, creo que tiene mucha fuerza. Todos elegimos nuestro nombre desde el vientre, así dice una teoría metafísica y yo lo creo. Por cierto, ya contesté tus preguntas y además te di premio. Puedes visitar mi blog!!

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  2. Pues de la lista Muriel es el que más me gusta.
    Y luego, también Amancay, al menos aquí suena diferente.

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  3. Muriel es uno de los nombres más especiales que conozco, y es gracias a ti. Suena dulce, como la mamá, y personal, como sé que es el papá, y el significado, "brillante como el mar", es maravilloso. Es nombre de HADA.

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Me harías muy feliz si me dejaras un comentario, che!!!

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